( Mangafest - Sevilla 2021) - EL SUJETO INCONSCIENTE : EL VÉRTIGO Y EL ABISMO/ jorge maqueda


El siglo XXI será el siglo de un pensamiento espiritual, nos dicen. En todo caso será otro siglo, donde igualmente hay que pensar. La filosofía quiere (y necesita) reconocer nuevas formas de pensar  y a ellas deberá otorgar un espacio. En España ha habido interés en la integración de otras formas de pensar (mas espirituales) pero no siempre se ha contando con tradiciones más allá de las propias del cristianismo y de la teología occidental. No faltan ejemplos, desde Zubiri a Zambrano, pasando por Marías. S. Paniker (Filosofía y mística) se adelanta, en su reclamación hacia un entendimiento entre el pensamiento racional y la dimensión espiritual, en sintonía con otras culturas y tradiciones, en este caso orientales. No obstante, ninguno de ellos desarrolló “un sistema” o donde aquello espiritual formará parte intrínseca de él mismo (de su vida y experiencias), ese elemento esencial e imprescindible para que (de sus experiencias) pudiésemos nosotros identificarnos y reflejarnos de ellas, reconociendo su filosofía, como nuestra

De otra parte mientras exploraba todas las implicaciones que supone el concepto de límite o frontera (del mismo modo que lo hiciese Trías en su momento añadiendo un componente espiritual, simbólico, en su sistema filosófico (determinado en buena parte por lo onírico: los sueños, que son un tipo de experiencias: que se deben, luego, interpretar). En este punto entendí natural por mi parte (echándolo a faltar) la integración del componente de la experiencia; refiero experiencia en primera persona, singular: la propia experiencia en la realidad, de la realidad frente al observador. Pero no es fácil encontrar a quien que se atreva a exponerse, y al tiempo revelar vías de pensamiento disidentes del pensamiento más escrupuloso, a no ser que entendamos, por ejemplo, que Trias y  Heidegger ya recorre ese camino mucho antes reconociendo un límite, o frontera de la propia razón que se debe abordar (Trias sobre el sustrato onírico / Heidegger sobre una idea de la nada (revelada a partir de la propia angustia) adentrándose ambos en el límite (que reconocen de sí mismos, y proponiendo dicho camino hacia las propias sombras (como camino singular).

Si bien, advertimos de lo propuesto, que no se traza un recorrido del sujeto (de sí mismos) sobre aquel límite apuntado al que nos dirigen sus textos, más allá del propio ejercicio ( intelectual y posibilidad) desestimando la potencia de la propia idea propuesta: que pretende se derive en un "actuar" más allá incluso del propio “actuar” (de trías, por ejemplo, por los medios oníricos) hacia otras posibilidades; esto es, debería haber dejado de ser un soñador, para convertirse, el mismo de facto, en el héroe de su novela. Un actuar → moverse → a otro lugar (el lugar de la experiencia). Un echar a andar hacia la frontera o límite, igualmente expresado de sus textos. Como leemos de su libro (la razón fronteriza) donde se da a entender esa acción, a movernos → a actuar. Leemos: Esa voz desciende del arcano y rasga el velo del misterio al presentarse, en ocasiones señaladas, en lo más íntimo de la experiencia del habitante de la fronteraA ese descenso de la voz imperativa, de carácter categórico, puede el fronterizo responder, en cuyo caso propicia un movimiento de alzado a la condición de habitante del limes. Puede también, libremente, no corresponder a ella, o hacer oídos sordos a su apremiante requisitoria. Toda la amplia gama de posibilidades que se desarrolla en esa tesitura de prueba, verdadera prueba ético, metafísica, constituye el contenido posible de una genuina ética fronteriza. (E.Trías – La razón fronteriza).

Pero pronto vemos que nos habla de una prueba ético-metafísica, no de una acción → moverse → al acto → de ir hacia, o de una experiencia pura (real), pues encontramos un constructo a su soñar, donde el sujeto queda incluso en principio desplazado. Quiero decir que su filosofía atiende siempre en un segundo lugar la presencia a del sujeto. “Le importa mucho más enfrentarse con la realidad (subjetiva) del ser "desde su íntima matriz o primera categoría". En su discurso filosófico, el sujeto viene después. En un primer momento, se sigue reflexionando sobre el cerco en donde ha aparecido "la cosa" (de manera subjetiva/ añado de nuevo) (Domingo Cía Lamana). De modo que hay un pensar de trías sobre el límite o frontera, pero no existe un actuar: un acto → ir de facto (en la práctica de la realidad hacia el límite o frontera) traspasando ese cerco de la razón: razón analítica que el mismo habrá de utilizar para describir sus sueños partiendo de los estudios y análisis de estos de Freud. Pero… "Solo se conoce el actuar: como consecuencia de un acto: acto- consecuencia, en la realidad. “La esencia del actuar es el llevar a cabo (algo). Llevar a cabo significa desplegar algo en la plenitud de su esencia, y guiar hacia ella (para producir)” — Heidegger: Sobre el Humanismo.

EL VÉRTIGO Y EL ABISMO

Observamos en el vértigo (de Trias) un sentido semejante al que en las «filosofías de la existencia» (desde Kierkegaard hasta Jaspers, Heidegger o Sartre) le asigna a la angustia: Se trata, para Trías y su filosofía del límite, de una emoción fundamental, en el sentido de que permite convalidar, desde el ángulo de los afectos, o de la inteligencia emocional, como suele hoy decirse, lo que en forma objetiva se puede determinar como el espacio (forma) “del límite”, supuesto  a partir de una idea, pues y vayamos despacio, en la teoría del límite: el vértigo (teórico referido, como emoción que no lo es, ) es la emoción (entendida del supuesto propuesto de la idea) que muestra el límite, como una evidencia metodológica y filosófica (teórica) hacia algo (posible) que allí, sobre el límite a él es hermético (inaccesible), y,  por tanto, no el límite como esfera, sino una esfera hermética más allá del límite (propuesto de la idea), pero dentro y contenida del mismo límite.

Y aquí Trías deriva, como marinero que no vio la mar y solo la soñó, con sus propias islas y monstruos, y luego dibuja planos, donde (de la experiencia onírica) refiere algo sospechado (a juicio de una metafísica). Pero ¿cómo reconocer el límite? (contrapunto: el abismo), si de él no advertimos lo que queda cerrado (por oculto) y por tanto es desconocido: como reconocer lo desconocido, entendiendo, por tanto en trías el límite o frontera como aquel lugar, para él “de prueba”, y que a partir de la experiencia onírica (interpretada por sí mismo en su metafísica) se desarrolla y sistematiza hacia “algún lugar” inconcreto de la realidad, que es dado solo (y singularmente) para probar, pero.. Prueba de qué y para qué. ¿De un ejercicio intelectual a partir de los sueños interpretados para sí mismo?, también se nos habla de experimentación; pero, experimentación ¿dónde?, cuando los sueños no pueden ser dirigidos, ni la metafísica probada, experimentación pues, entiendo dada la interpretación filosófica de estos, a la hora de integrarlos a un sistema que sirve… a quién lo estructura, y ¿para qué?  Para que sirvan (solo, y únicamente, a la misma estructura y forma que lo refleja y hacia donde se refleja) a la filosofía académica.

Y luego se añade, para una definición de lo que se es, de lo que somos.., pero (y añado) " definición de lo que somos y se es", entiendo: a partir de la razón subjetiva del el sujeto inconsciente (que sueña), y explica o habla (metafísicamente) no desde el límite, sino "desde la emoción, vértigo, que “supone” el limite (supuesto y teórico) como una evidencia metodológica y filosófica (teórica) hacia algo allí, sobre el límite, un límite que es determinado “hermético”, a partir de unos sueños dados a (la razón del deseo del límite) y que se muestran (a su juicio) interpretados como límite, o el limite, inversamente, como aquella frontera que es lugar de prueba y de experimentación teórica y subjetiva hacia lo hermético-sellado: y, por tanto, “desconocido” no dado a experimentación alguna teórica, sino mas a elucubración fantástica. Bueno, me parece inadmisible a la inteligencia de las personas, y contrario a toda realidad: un constructo, además sin entrada ni salida, donde veo dos planos, superpuestos y que me hablan, uno a través de E. Trías de su visión (onírica) de un límite imposible-inaccesible, pero al que superponiendo el plano de Heidegger, este sí, habla y expresa un camino (difícil, diríase que sacrificado, a partir de nada, de cero, no dado, sino a construir → de aproximación para quien pretende alzarse y asomarse a ese límite (que intuye trias), habitando más allá del lado de la forma que nos contiene y define, los que somos como personas ―que es la razón y la sociedad de nuestro tiempo―, y desde donde se observa el horizonte: ancho de la frontera (de la sombra), donde caminando / habitando sobre dicho límite hallamos lo que Heidegger en ella refirió, límite pero, al que trias no se movió (ante la potencia) en acto → a ir y entrar. ¿Porque digo esto? lo propuesto de trias un constructo mental dado a la razón su deseo de un límite-ahí) en cuyo caso es hacer filosofía como se hace una buena novela, donde todo parece verosímil (en general) pero nada es verdad.

SOBRE EL DESCUBRIMIENTO DEL LÍMITE - “COMO UN HALLAZGO INESPERADO DE E. TRIAS” 

Apenas entrando al mangafest sevilla 2021 (y ya flipando).
No tenía ni idea de estas cosas, pero siempre hay algún amigo más flipao que uno mismo y que te las muestra, y te lleva de viaje, en este caso a Sevilla

Quizá me repita en algunas cosas, pero lo prefiero así. Algunos refieren el nacimiento, descubrimiento, fundación y colonización de la propuesta filosófica de Trías (el límite): el ser del límite (a partir de una idea del límite) formulada por Trías, siempre en constante diálogo con Heidegger, Kant y Wittgenstein. Sin embargo, debemos señalar, que trias advierte ya una frontera física y explorable, como bien muestra: (E trías. Lógica del límite, p. 15: texto superior); pero igualmente también descubre aquella otra frontera relatada por Frederick Jackson Turner en su "Tesis de la frontera" desarrollada en un artículo académico de 1893, sobre El significado de la frontera en la historia americana, y que sirvió de inspiración para otros estudios sociales, de economía etc. “En ese avance, la frontera es el borde exterior de la ola, el punto de contacto entre la barbarie y la civilización / La frontera americana se distingue claramente de la europea, que es una línea fronteriza fortificada que corre a través de territorios densamente poblados. El elemento más importante de la frontera americana es el hecho de que va por el límite de las tierras abiertas a la expansión. La frontera es la línea de americanización más rápida y efectiva. La tierra virgen domina al colono. Este llega vestido a la europea, viaja a la europea con su manera de pensar y las herramientas que utiliza. Pero la tierra virgen le saca del coche de ferrocarril y le mete en la canoa de abedul. Le quita los vestidos de la civilización y le hace ponerse la zamarra del cazador y los mocasines. Le hace vivir en la cabaña de troncos de los cherokees e iroqueses y construir en torno a ella una empalizada india. No pasa mucho tiempo sin que el colono siembre maíz.

II

A decir de la universidad Pompeu Fabra ―donde ejerció Trias de profesor― este “descubre” la frontera, y da carta de ciudadanía a una dimensión positiva del límite, el carácter habitable (en sueños) de la frontera o límite, sobre aquella idea (suya-imaginaria de frontera) que luego nos define en su libro. Una frontera por tanto, pero que como tal nos remite a algunos a aquella otra frontera real y existe (antes y hoy) y que ciertamente algunas personas transitaron, pero que igualmente transitan en la actualidad, en aquel contexto fronterizo de exiliado (en caravanas de barro y esperanza, y que ― tal y como pude comprobar de mi experiencia―  habrán de cruzar ( en sentido inverso al que yo llevaba entonces) el Istmo a través de una  una cadena de volcanes y selvas que se extiende a lo largo de la costa del océano Pacífico (en todo lo que abarca El Arco Volcánico Centroamericano, y entrando a este por el Darién - Panamá )  luego siguiendo hacia Costa Rica sobre  aquel horizonte indefinido y todavía lejano, que habrá de llevarles hasta la región fronteriza de Nicaragua, y de allí a Honduras, para después llegar a El salvador y Guatemala y de allí por fin a México, caminando sobre unas expectativas todavía más imprecisas y no pocas veces fracasadas ( ante un muro), de consecuencias terribles para sus vidas

Tapon (Selva del Darién - Panamá)


Tapon selva del Darién - Panamá

Pero veamos, qué nos dice trías de “su frontera”; cómo él la define y define a sus habitantes, aquellos que han adquirido carta de ciudadanía. En el caso de trías, el límite deja de ser muro para ser espacio habitable, lugar de frontera y hábitat del fronterizo. “El elemento más importante de la frontera americana es el hecho de que―al contrario de los muros en Europa― va por el límite de las tierras abiertas a la expansión. La frontera es la línea de americanización más rápida y efectiva. La tierra virgen domina al colono”. – F.J. Turner). Pero Trias no sembrará, y menos recogerá maíz: Trias no recogerá nada (no visitará la frontera) mientras la semilla de su lucidez, se diluye en tierra no fértil (en el asfalto de ciudad y las academias), donde mientras exploraba todas las posibles implicaciones que supone el concepto de límite o frontera, vio natural (y necesario para él:que no salía, como Kant de su esfera racional) la integración del componente onírico y simbólico (la tierra de los sueños). por que nos iba a hablar de la frontera real, pudiendo imaginarla — a partir de propias reminiscencias— e integrarla luego su sistema filosófico, determinado no por la experiencia del límite precisamente, sino por una idea del límite, a partir de lo onírico ( sus sueños ) y sin tener que salir de su casa.

Trias advierte de la vieja frontera un límite (y una posibilidad) igualmente a la razón (esto está bien) en el sentido que Heidegger la advierte de la nada, mientras Kant o Wittgenstein la entienden en su carácter restrictivo y puramente negativo, como un muro (Schranke), que separa lo que se puede pensar y decir de lo impensable e indecible. Luego  este muro habla al subconsciente y habla de contención, habla de exclusión, pero también habla de la moral y de lo que esta expulsa fuera / luego, “inversamente, nos remite a lo que queda dentro, atrapado, entre sus muros” (Foucault). Unos muros interiores desde donde no se advierte frontera alguna (sino el muro), una forma concreta y definida, con un límite dado  de su perímetro, por medio de aquellas: todas formas que contiene contenidas en ese muro.

No obstante, Trías, teniendo conocimiento de la frontera física y dada a explorarse, la desea (el deseo es otra forma de la razón), fijando la atención sobre ese límite entregado a (la razón de su deseo) de triunfar la frontera. En la ontología topológica de Trías, se dice que el límite viene definido por tres «cercos»: el «cerco del aparecer», donde se entiende la existencia presente en la que se engloba la realidad física y natural (aquel orbe donde está recluida la sociedad y el pensamiento racional y la moral); luego el «cerco hermético» (aquel orbe cerrado) que es el arcano, lo misterioso, donde muchas tradiciones sitúan lo divino, lo santo, lo sagrado, el lugar de la memoria (olvidada) de los eternamente muertos, y donde se encierra la memoria de la humanidad. “Lo más curioso dentro el desarrollo americano no ha representado meramente un adelanto a lo largo de una línea única, sino un retorno a condiciones primitivas en una línea fronteriza continuamente en movimiento”—Frederick Jackson Turner- 1893); finalmente, Trías nos habla de un espacio entre ambos o «cerco fronterizo», un lugar entre dos lugares, entre el aparecer y lo hermético: tres cercos, tres muros, pero ningún lugar definido que podamos localizar.

De este modo se inicia La aventura filosófica de trias donde intentará, mediante diversas singladuras (“marítimas” nos dice la Pompeu Fabra), asegurar el acceso “metodológico”, metódico, a ese ser del límite. (Supongo que el autor de estas hermosas palabras no navegó jamás aguas adentro, ni vio tormentas tropicales y huracanes, luego solo vio aquel mapa dibujado, habitado por dragones y sirenas en la mar. Luego nos habla de “método” en el sistema propuesto de trias (el mismo método, que descartes rechaza para lo no físico y material, como por ejemplo: los sueños. “La Modernidad se caracteriza por haber establecido el método, el camino, como esencia del pensamiento cierto y verdadero, claro y evidente". 

Luego Trías quiere asumir este mismo carácter permitiendo diseñar una travesía (método) que permita al lector que prosiga las diversas singladuras hasta llegar a la tierra firme e ignota del 'ser del límite'. (Universidad Pompeu Fabra ― en su reseña). Pero, y quiero hacer notar esto, se nos habla de una travesía diseñada (para el lector), pero no se habla de viaje alguno y propio (de aquel hombre que nos quiere mostrar el camino ) hacia el límite. como igualmente no nos habla ni muestra el trasiego y las penurias; sino solo del límite, ya allí, en un cerrar los ojos y estar: totalmente fuera de la realidad, de las cosas, de la vida y de las personas) el límite como meta-realidad, dentro de la mente (constructo) huyendo de toda realidad: de la verdadera realidad de la fronter y el límite.


Selva ( Tapón ) del Darién - Panamá

Selva ( Tapón ) del Darién - Panamá

Pero volviendo al método, tan propio del paradigma actual aquí mencionado, este ha creado un abismo entre ciencia/método) y metafísica, pero recordemos de nuevo las palabras de Descartes: “el método científico determinista se cuide de la materia”, pues este no tiene medios ni gusta de reconocer lo que está fuera de lo material. No hablamos de ciencia, lo sé, pero podemos hablar entonces de “método” en su sentido propio como se hace en la reseña, cuando no hablamos de ciencia. Entendamos ―la razón sólo forma su estructura por la vía de la expulsión de elementos heterogéneos –Nietzsche ― y no mediante ellos. A partir de la locura, Foucault, y de forma semejante a Trias pretende (en algún momento de su estudio lo imposible) situando la locura en la serie de aquellas experiencias límites en el qué su argumento, en busca de algún sentido, se ve, de forma harto ambivalente, enfrentado a lo heterogéneo, que podemos asociar a lo incognoscible: sean sueños o locura.

Foucault, a semejanza de trías, declara programáticamente que “quiere escribir la historia de los límites... por los cuales una cultura rechaza algo que será para ella lo exterior”. (M. Focault - Histoire de la folie a Vage classique, París 1972) y que podemos asociar, con aquel cuadro los contrarios de Pitágoras: de lo izquierdo, lo oscuro. “Habría que prestar un oído atento al ronroneo del mundo y tratar de percibir las muchas imágenes que nunca han llegado a encontrar su poso en la poesía, los muchos fantasmas que nunca han llegado a cobrar los colores del estado de vigilia» Focault (1972) (Del prefacio a la primera edición, loe. cií., 13).Sin embargo, Foucault, y en esto se distingue profundamente de Trías, se percata enseguida de la paradoja que comporta la tentativa de captar la verdad de la locura (que es un caos consciente) donde «en ese su rebullir antes que cualquier erudición se proponga aprehenderla, La percepción que trata de aprehender estas palabras en su estado indómito pertenece necesariamente a un mundo que ya se ha apoderado de ellas», cuanto, más imposible todavía, sería atrapar el caos inconsciente (de los propios sueños). Pero "Hay cosas que solo la inteligencia buscaría, pero que por sí sola no podrá encontrar, Son aquellas que solo el instinto encontraría, pero que no debería buscar jamás."(Bergson) 

EL VÉRTIGO (real) FRENTE AL ABISMO

El vértigo es una experiencia real que sufrimos al asomarnos al vacío (al abismo/ la realidad) desde el borde de un precipicio; “vértigo” es por tanto la impresión de dicha experiencia real (al contemplar una caída posible, desde el borde de la forma, de la que asoma el precipicio (abismo). El vértigo que acontece en la realidad, por ejemplo al caminar la cornisa de una montaña o mira al fondo del cráter de un volcán. Por tanto, cuando nos hablan de vértigo en filosofía, en tanto refiere asomarse al límite, la impresión que este le supone no es vértigo (no está en el borde de ningún abismo: está en su casa y sentado en el sofá escribiendo, y la única conciencia que tiene del verdadero abismo (muchas veces aquel que escribe sobre el mismo) es la que yo le pueda dar al asomarme a uno: y mostrárselo. pero jamás podrá entender que es tener conciencia del abismo (ni jamás podrá entenderme a mí, los que siento frente al abismo, lo que transmite la visión del abismo), ni en mil vidas posibles (sabe de que le hablo aunque e le muestre en fotos)  cuando le hablo del abismo, si el no se pone frente al mismo (tomando conciencia de él). La cuestión del vértigo en un texto se llega a interpretar (pues se tiene que interpretar al estar, o utilizar la palabra fuera de su contexto y significado real / cierto los filósofos/ filólogos saben del significado de la palabra, pero no experimentan la forma que refiere esa palabra en la realidad). Por tanto al referir abismo, entendemos que es algo del orden de la confesión, y lo entiendo mejor así o puedo entenderlo, cuando refiere asomarse a ese terror que supone la realidad, donde al asomarnos cada día (reaccionando a esta) vemos que es un  asomarnos a nosotros, donde uno se asoma a sí mismo reaccionado a todos los estímulos: luego revelando lo más profundo, y a veces oscuro ( los miedos y deseos) de uno mismo: entienda esto quien quiera entender (o entiéndase como se quiera cuando no vemos a trias asomarse al abismo, pero nos lo refiere, sin haberse acercado a él (literalmente, desconoce la forma y percepciones, sensaciones reales que desprende sobre la conciencia aquello a lo que se refiere).

Y En este sentido, entiendo (ahí) también una revelación personal por parte del subconsciente-intuitivo (al consciente- racional), que está diciendo algo a quien refiere (vértigo de algo) mostrando aquel camino y  lugar donde se debe asomar (y superarlo): un lugar, ciertamente, para entrar y recorrer, no para soñar, de ahí el vértigo como posibilidad de lo real (es el miedo, y a la posible caída): es miedo a la realidad, a afrontar (la caída) caer, asomarse a la realidad y verse reconocerse ahí: uno, como realmente es y expuesto frente a los demás (esto entendemos de un texto escrito del derecho y del revés, de lo que leemos (lo que entendemos de lo que no se dice, y queda sepultado por las palabras).

Tanto al definir Razón fronteriza, como Sujeto del Inconsciente, ambas son formas de definir al aquel sujeto que habita dentro (del cerco) de los límites del paradigma presente. Y por razón fronteriza entendemos aquella (razón) dentro paradigma (persona que razona dentro del cerco de la razón, en la sociedad / racionalmente), y que ciertamente observa ( de lo instintivo / irracional) un límite o frontera real a este y que quiere superar ( como una planta que crece buscando la luz en un patio cerrado);y al mismo tiempo un límite, pero que le da vértigo dirigirse solo, haciéndolo y advirtiéndonos de este límite a través de los símbolos, formas oníricas, o ideas abstractas (como la nada) y que en realidad (solo cree observar/ de lo que intuye o quizá oyó hablar, de ese límite o frontera que luego él imagino), pero al que jamás se asomo, yendo “realmente” a nada, fuera de esos propios límites sociales en los que habita su racionalidad (a veces, habitando la propia angustia que deviene, de reconocerse engañador- engañado, sabiendo que en realidad:no saliste del propio cerco de la razón, que sin salir de tu casa te llevaba, siempre lejos de donde deberías estar. "Lugares nuevos no hallarás, ni hallarás otros mares. La ciudad irá tras de ti. En tus calles pasearás, las mismas, y en los mismos barrios envejecerás, se te verá en estas casas acabarte. Y siempre llegarás a esta ciudad. Para otra parte -no esperes- no hay barco ya, ni senda para ti. Lo mismo que tu vida la perdiste aquí, en esta esquina, la perdiste en todos los lugares" (Cavafis). 

De este modo, el sujeto fronterizo (necesario de la idea del límite) vivirá más la pasión del enigma propuesto (en una tierra de centauros y sus habitantes imaginarios: limitaneis), que la posibilidad de poder narrar la experiencia (real) propia del límite o frontera. No le preocupa o desvelamiento del ser por sí mismo (su aletheia) de su propia experiencia real,al que a todas luces ha renunciado (en la realidad) y nos dirige más hacia el propio misterio pero no lo dice, aunque lo vemos de las sombras de sus palabras y en lo personal, por el acto de no-ser frente a la realidad, su renuncia a ser / y al ser. De modo, que el sujeto fronterizo es aquel avatar que piensa la idea de la experiencia del límite, pero no experimenta el límite (viviendo la fantasía) en la que otros, como él, pueden pueden perfectamente identificarse, de él en su palabras, de lo que nos habla: de Centauros.


Mangafest (Sevilla diciembre 2021)
Loki es el hermano adoptado y, a menudo, el enemigo de Thor, y es totalmente un antihéroe. Y  aquí tenemos a un sujeto mayorcito, que como yo se puede identificar con la ficción, dentro del ambiente creado para satisfacer  a los flipaos "como yo", pero luego volviendo a la realidad. No me imagino en la universidad hablando y recorriendo límite (filosófico intelectual), proyectados de la imaginación en el mundo de Marvel, pues de momento esto es lo más parecido que encontraremos a los centauros de los que nos habla Trias. 

Pero aún así, el filósofo tiene un verdadero problema (no todos creen en centauros, aunque vean películas de Marvel) y deberá sostener luego su credibilidad del lado empático, en aquel sentimiento que proyecta el autor filósofo hacia los que le conocen / que sostenido por la credibilidad que habrá de suscitar siempre el verdadero aventurero al que esperamos y viene a narrarnos, de propia voz y experiencia (lo que, por aventurero, de este esperamos) de lo dicho, en lo narrado (la realidad en la que podamos reflejarnos, entendiendo a aquel). En otras palabras, la filosofía actual ha requerido siempre de la fe que la gente le tiene (como autor), por su competencia como filósofo racional, más que como persona real (pues es imposible por nosotros experimentar aquello que narra) siquiera en sueños: pues no habitó caminos (reales) por donde nosotros transitar y que podamos reconocernos de él. Por supuesto ahora toca hablar de Hegel, quien refería la necesidad de hacer un camino formativo para poder hacerse con alguna forma de autoconciencia (de la realidad), pero Hegel estaba igualmente convencido que al final: "detrás del telón no había nada". De ahí, que la filosofía hoy no va a la frontera y tampoco al teatro, ni siquiera asiste a la realidad. No hay nada para ella fuera (del texto) que propone de su idea del límite; cuándo además, dicha idea la puede hacer real por el deseo de la razón, dado luego en una representación: de la frontera…

Precisamente, esta línea de experiencia de autoconciencia (en la que no cree hoy la filosofía) a la que renuncia o cree que pudiera ser nula, pues  "detrás del telón no había nada", luego en función de su misma razón y sus propios dictados y sistemas, estos y aquellos le impiden iniciar, sobre el sueño del límite: un despertar al límite y (actuar) moverse → en acto→ de ir frente al cerco que le abre una puerta a entrar, a través de la redención, por medio de un reconocimiento de sí y consigo mismo (un salir al mundo real y apartarse (de lo mundano) → moviéndose → al acto → de caminar hacia habitar la frontera, pero que la filosofía siempre rechaza: no acepta la invitación, cuando le supone salir de su mundo académico, de las aulas, de la aprobación de la sociedad, del reconocimiento: no acepta la experiencia del límite o frontera, por lo que esta supone de extenso y riguroso camino, como el de todo viajero de la frontera que se adentra en ella, solo pueda suponer. Así, la propuesta de una filosofía del límite, ha quedado o quedará como otro sistema inútil a la sociedad real, que propicia el diálogo únicamente de la filosofía con la filosofía pero: integrando aquel sistema hoy imprescindible (del compra primero mi libro) para que tal diálogo sea efectivo. Sin embargo: hay un conocimiento verdadero, que se entrega sin más, sin beneficios, pues es parte siempre un conocimiento incompleto y parcial, y solo visto de un lado (subjetivo de la forma que lo expone y lo refleja: el autor) dependiente luego de intérprete/reflejo de la forma, que habrá de reconocerse en ello, como una gota de agua frente al espejo, para poderlo entender.

Pero la filosofía del límite (hoy) no está pensada para mostrar a nadie una realidad, sino que la encontramos como sistema de representaciones no basadas en la experiencia, sino en el deseo de la experiencia, y en la necesidad de establecer estas representaciones, de algún modo y en algún sentido, siempre hacia otros. Todo ello, consecuencia de una racionalidad de medios y fines/ que reduce la existencia de aquel (que produce) a una actividad útil para sí, sobre todo de fines: recompensas y reconocimiento sobre aquello producido. En este sentido la propuesta del límite, parece estar pensada como un sistema o estructura, dirigido a una usabilidad filosofía e inerte (e inútil), más allá de ser lo a la misma filosofía, y a la propia recompensa, pero nada útil a la vida ni el individuo, acaso como distracción intelectual;entiéndase (tontuna)  o absurda pérdida de tiempo: si cree en centauros) , y muy distinto ( a ir a pasar un buen rato, de fiesta con los amigos, disfrazados, a un festival de la fantasía: fantasia de verdad. Aqui unas fotos donde muchos se podrán reconocer (valientes de transitar este límite, y proyectarse hacia nosotros de aquella su forma en ese límite en el que se adentran, para luego nosotros no necesitemos imaginar una forma , que ya nos muestran  (concreta de ellos mismos ) de su misma y propia  realidad.
































El sujeto fronterizo es aquel avatar que piensa la idea de la experiencia del límite, pero no experimenta el límite, y que a tiene un verdadero problema; pues deberá sostener luego su credibilidad del lado empático, en aquel sentimiento que proyecta el autor filósofo hacia los que le conocen / que sostenido por la credibilidad que habrá de suscitar siempre el verdadero aventurero al que esperamos y viene a narrarnos, de propia voz y experiencia (lo que, por aventurero, de este esperamos) de lo dicho, en lo narrado ( la realidad en la que podamos reflejarnos, entendiendo a aquel). En otras palabras, la filosofía actual ha requerido siempre de la fe que la gente le tiene (como autor), por su competencia como filósofo racional, más que como persona real (pues es imposible por nosotros experimentar aquello que narra) siquiera en sueños: pues no habitó caminos (reales) por donde nosotros transitar y que podamos reconocernos de él. Por supuesto ahora toca hablar de Hegel, quien refería la necesidad de hacer un camino formativo para poder hacerse con alguna forma de autoconciencia (de la realidad), pero Hegel estaba igualmente convencido que al final: "detrás del telón no había nada". De ahí, que la filosofía hoy no va a la frontera y tampoco al teatro, ni siquiera asiste a la realidad. No hay nada para ella fuera (del texto) que propone de su idea del límite; cuándo además, dicha idea la puede hacer real por el deseo de la razón, dado luego en una representación: de la frontera…

Precisamente, esta línea de experiencia de autoconciencia (en la que no cree hoy la filosofía) a la que renuncia o cree que pudiera ser nula, pues "detrás del telón no había nada", luego en función de su misma razón y sus propios dictados y sistemas, estos y aquellos le impiden iniciar, sobre el sueño del límite: un despertar al límite y (actuar) moverse → en acto→ de ir frente al cerco que le abre una puerta a entrar, a través de la redención, por medio de un reconocimiento de sí y consigo mismo (un salir al mundo real y apartarse (de lo mundano) → moviéndose → al acto → de caminar hacia habitar la frontera, pero que la filosofía siempre rechaza: no acepta la invitación, cuando le supone salir de su mundo académico, de las aulas, de la aprobación de la sociedad, del reconocimiento: no acepta la experiencia del límite o frontera, por lo que esta supone de extenso y riguroso camino, como el de todo viajero de la frontera que se adentra en ella, solo pueda suponer. Así, la propuesta de una filosofía del límite, ha quedado o quedará como otro sistema inútil a la sociedad real, que propicia el diálogo únicamente de la filosofía con la filosofía pero: integrando aquel sistema hoy imprescindible (del compra primero mi libro) para que tal diálogo sea efectivo. Sin embargo: hay un conocimiento verdadero, que se entrega sin más, sin beneficios, pues es parte siempre un conocimiento incompleto y parcial, y solo visto de un lado (subjetivo de la forma que lo expone y lo refleja: el autor) dependiente luego de intérprete/reflejo de la forma, que habrá de reconocerse en ello, como una gota de agua frente al espejo, para poderlo entender.

Pero la filosofía del límite (hoy) no está pensada para mostrar a nadie una realidad, sino que la encontramos como sistema de representaciones no basadas en la experiencia, sino en el deseo de la experiencia, y en la necesidad de establecer estas representaciones, de algún modo y en algún sentido, siempre hacia otros. Todo ello, consecuencia de una racionalidad de medios y fines/ que reduce la existencia de aquel (que produce) a una actividad útil para sí, sobre todo de fines: recompensas y reconocimiento sobre aquello producido. En este sentido la propuesta del límite, parece estar pensada como un sistema o estructura, dirigido a una usabilidad filosofía e inerte (e inútil), más allá de ser lo a la misma filosofía, y a la propia recompensa, pero nada útil a la vida ni el individuo


EL LENGUAJE COMO LÍMITE Y SOMBRA DE LA RAZÓN

Todos hemos comprobado lo complicado que es, en algunas ocasiones, expresar aquello que sentimos de una experiencia (esa idea que luego formamos en nuestra mente) en relación a lo observado: para la que no encontramos las palabras adecuadas que expresen lo que sentimos, pero que sentimos dentro y de muchas maneras. Pero lo es  aún más si lo observado no está luego bien definido: definido más allá, incluso del propio lenguaje y en relación hacia nosotros, a nuestro conocimiento: entiéndase una comprensión de aquello frente a nosotros (de la experiencia sensible, y lo que percibimos a través de  los sentidos) que ha de ser entendida por el sujeto por medio la contemplación misma, del estudio y/o experiencias propias al respecto, lecturas, conversación o cualquier otro medio de conocimiento que nos motive a entender lo observado. Motivación que nos llega normalmente del propio asombro o admiración, y a veces, extrañeza que nos causa la visión/contemplación de algo ―no necesariamente nuevo, desconocido o diferente―, pues entiendo esta la razón (el asombro) como aquella de mayor motivación y predisposición, voluntad hacia la comprensión de la experiencia que proporciona aquello presente.

Pero ver algo, incluso que no hemos visto jamás (como un abismo), hoy no parece ser razón de asombro o admiración, o voluntad de acercamiento a la experiencia y su comprensión para nadie, visto, sobre todo, el desinterés de tantos mostrado al pasar por delante de los diferentes entes: cosas, objetos y personas (sobre todo personas) / que no vieron nunca, y pasan a su lado, sin siquiera mirar o reconocer de ella un igual: otro ser. Caminamos por el mundo mirando sin ver, hablando sin escuchar, ni decir nada. Pensamos que vemos, decimos y oímos, pero la prisa (del reloj) evita que nos detengamos a reconocer y vivir el momento, como acontecimiento (experiencia), y preguntarnos, sobre aquello presente alrededor nuestro, pero sobre todo: ante nuestros ojos; luego no reconociendo de las cosas, lo que son, más allá de la vaga comprensión que muchos tienen/ o tenemos, de tantas y otras cosas, y aun así ignorando todo lo que nos rodea, y no mostrando mayor interés; ya saben: “a veces, una piedra es solo una piedra”. 

Lo malo de esta actitud [una piedra es solo una piedra] es que nuestra imagen, o visión del mundo y el universo se empequeñece, achata y aplana, cuando al ver una piedra solo vemos una piedra, o al mirar al cielo sólo vemos oscuridad, y puntos de luz, definidos como estrellas en nuestro cielo: mas no vemos, buscando el significado de esa luz, en ella: y de lo material, la forma que la proyecta en su espacio concreto, estando ahí y no en otro sitio, de esa forma, y por una buena razón,  más allá de aquellas explicaciones ofrecidas por otros (por la razón). Por tanto no se engañen: las cosas son y la estrella está, quizá solo para que la reconozcamos, mas no al definir la estrella, sino para que definiéndonos nosotros antes, podamos luego responder a ella, la estrella, y decirle: yo soy..., en lugar de dirigirnos a otros, refiriéndose de ella ( la estrella) y diciendo: ella es...  

II

Para Wittgenstein, el mundo era lo expresable (en palabras): así lo que no le era expresable en palabras ―tenía un nombre que le definía―, y lo que no lo tenía, no había sido descrito, quedaba fuera del mundo. «Los límites de mi lenguaje Significan los límites de mi mundo, – afirmaba (Tractatus Logico-Philosophicus). Así pues, la realidad para Wittgenstein era una imagen que resultaba de un lenguaje descriptivo (complejo) y no de la impresión de la realidad en sí misma que precisaba, necesariamente, de ese lenguaje descriptivo y metódico para ser descrita y entenderla. Es por ello que lo no definido, sencillamente “no existe”. De modo que para Wittgenstein como para otros, el origen, y «fundamento» último de todo ser ha de hallar su expresión (locución) por la razón. Pero, ¿cómo conocemos las cosas, entes, para poder luego definirlas y darles nombre? ―Desde el momento en que se constituye el concepto del ser, y frente a la multiplicidad y diversidad de los entes, surge de inmediato la dirección específicamente filosófica de la contemplación del mundo. Por mucho tiempo la reflexión del ser se encuentra ligada a la esfera de los entes los entes, pugnando por abandonarla y superarla(1), quizá, ya entendiendo algo más, ahí, de la imagen proyectada del ente: el ser del ente); luego, el «fundamento» último ha de ser "hallar de todo ente la expresión de su ser ser" y locución en el lenguaje; "pero por claramente que se haya planteado esta cuestión durante siglos, la respuesta hallada, en su determinación particular y concreta no tuvo ni tiene el mismo y universalísimo alcance del problema"(2)― Generalmente, un ente individual, particular y limitado es entresacado para, a partir de él, derivar genética y genéricamente y luego «explicar» todo lo demás; luego, no nos sorprendamos, cuando comprobemos, que lo que la razón señala y define (proponiendo definición y poniendo nombre) como esencia y sustancia del universo, no lo trasciende en principio, siendo justamente algo extraído de este mismo universo: ordinario y mensurable a la razón. De ahí que, por más que varíe el contenido de la pregunta, siempre permanezca un mismo tipo de explicación en su forma general, y dentro de los mismos límites e idéntico lenguaje metódico, del principio que establece como fundamento de la totalidad de los fenómenos un ser individual sensible (perceptible) una «materia originaria» concreta; luego la explicación se idealiza de aquella materia, y en lugar de la materia surge más firmemente un principio puramente racional de conjetura y fundamentación subjetiva.

Luego ¿Qué me define el lenguaje?, cuando refiero a partir de lo desconocido, el lenguaje me definirá entonces: aquella imagen sensible, y perceptible de lo desconocido, por ejemplo, de universo: "infinito"; entiéndase, igualmente, de lo infinito → "desconocido". Luego la razón aplica: desconocido es… lo que sea que refiere y describa esa misma razón (para cada uno de nosotros) / pero que seguirá siendo, igualmente, desconocido. ¿Puedo definir el espacio?, y refiero ahora, ese espacio, que consideramos vacío, existente entre los cuerpos en el espacio, mas ¿no sabiendo exactamente lo que es? Pero la ciencia ya he definido el espacio, en un lenguaje descriptivo y (complejo) no falto de conceptos relativos, abstractos y/o matemáticos) como: "infinito"la filosofía es el arte de formar, de inventar, de fabricar conceptos”(Deleuze & Guattari, 1997) /"lo infinito es tanto ilimitado como indeterminado, Anaximandro introdujo el concepto de lo ilimitado (infinito): a-peiros― pero que, y aunque lo he definido, sigo sin saber todavía qué es el espacio "infinito”, y por tanto, sin una forma concreta) → que, además, considero “vacío”, solo sé, lo que la razón me dice que el espacio es, en tanto a como ella lo ve y entiende, de lo que ve, resultando: que está tan vacío, como la vista y los sentidos lo puedan comprobar. Conclusión, el lenguaje puede describir una imagen del espacio, que resulta de un lenguaje descriptivo (complejo), dado a priori. desconocido infinito, pero no por la experiencia propiael factum de estar conscientes del espacio,  sino que nos refiere  a conceptos y abstracciones (teóricas o, y matemáticas) por los que la razón: pretende entender/y explicarse a si misma lo que califica de incognoscible e indeterminado (infinito) y dado a los sentidos ordinarios) lo que es el espacio → a su entender, de ese vacío (oscuridad) que no puede ver forma en el. No aceptando de su ignorancia lo que desconoce, incluido: la forma del espacio, vacío, que no puede entender.

"Sólo pedimos un poco de orden para protegernos del caos. No hay cosa que resulte más dolorosa, más angustiante, que un pensamiento que se escapa de sí mismo, que las ideas que huyen, que desaparecen apenas esbozadas, roídas ya por el olvido o precipitadas en otras ideas que tampoco dominamos. Son variabilidades infinitas cuya desaparición y aparición coinciden. Son velocidades infinitas que se confunden con la inmovilidad de la nada incolora y silenciosa que recorren, sin naturaleza ni pensamiento. Es el instante del que no sabemos si es demasiado largo o demasiado corto para el tiempo. Recibimos latigazos que restallan como arterias. Incesantemente extraviamos nuestras ideas. Por este motivo nos empeñamos tanto en agarrarnos a opiniones establecidas. Sólo pedimos que nuestras ideas se concatenen de acuerdo con un mínimo de reglas constantes, y jamás la asociación de ideas ha tenido otro sentido, facilitarnos estas reglas protectoras, similitud, contigüidad, causalidad, que nos permiten poner un poco de orden en las ideas, pasar de una a otra de acuerdo con un orden del espacio y del tiempo" (Deleuze y Guattari 1993, p. 202).

Pero... yo estoy en un espacio, en tanto mi forma ocupa un espacio definido, al que rodea todo ese otro espacio en su perímetro. Por tanto, yo mismo soy un espacio, dentro de otro espacio. Luego, qué define la razón cuando me define a mí, a partir de aquella persona que me observa y percibe mi reflejo ―Define al hombre de su imagen proyectada―me contestarán; pero, diga lo que diga y defina la razón, hay algo más que una forma en una imagen visible y proyectada: hay también un espacio que la contiene y proyecta, que yo veo del lado de mi forma, que igualmente me define en mi forma concreta y (temporal). Luego, si al definir al hombre, no puedo ni definir, a la vez, aquel espacio (forma) del espacio que lo contiene y concreta (temporalmente) en su forma en un lugar, y no en otro del espacio natural que habita: pues entonces, lo que defino, no es otra cosa que la ignorancia existente tras el velo de la razón. Quiero decir, que por muchas y enrevesadas palabras, escuelas o cátedras: todo tiene una forma, y toda forma un perímetro que la define en su forma: a partir de su borde, o sombra. Luego, si algo no está definido en su forma, a partir de su sombra (considerando esta, a partir de lo observable de la imagen: de su perímetro, como aquel borde o lado de la imagen) pues sencillamente “no existe", no puede existir en la naturaleza nada, que no se encuentre, en aquel espacio natural que contiene y define  su forma concreta (temporalmente) en sí, y que a la vez, contiene en su forma concreta a todos los entes que habitan en ella, en su espacio natural: y que establece/ condiciona (propicia) las correspondencias, así como relaciones de causa efecto de una forma (indirecta) en otra, o (directa: consciente) hacia otra.

De modo, que mi madre me condiciona, a través de dicho espacio (cuando se dirige a mi; me habla (y el sonido se traslada por ese medio ―o forma entre las formas materiales, dado del límite entre las formas) “condicionando mis actos: y definiéndome” a partir de que dicho espacio me propicia la información desde ese momento (en el que por el se proyecta: escucho, reflejada la voz de mi madre): yo me giro; la veo, pero igualmente puedo no ver a mi madre, solo escucho su voz del espacio circundante, espacio con información que me condiciona y define, en mi espacio a actuar (en se momento/ tiempo y lugar concreto), y de todo ello, luego reconocer de dicho espacio una forma/y medio, para comunicarme, con mi madre; luego, (y a mi entender) la forma limitante del lado de las formas visibles, concreta, en su relación con todas las formas, las relaciones de estas entre todas ellas.


1-Filosofía de las formas simbólicas- El lenguaje /Ernst Cassirer
2-Ibidem



SOBRE UNA FILOSOFÍA AUTÉNTICA  

El pensar (una filosofía auténtica) está hoy más allá de la misma filosofía, en el sentido que todos entendemos por filosofía. Entonces ¿dónde está la filosofía auténtica? Bien, nos dicen ahora que la filosofía ( de siempre) ha cambiado o está cambiando, pero en las universidades no; en los que estudian en la universidad no; y en los que enseñan en la universidad no; y si está cambiando, por qué siguen diciendo unos a los otros lo que deben leer, y los otros siguen leyendo lo que les mandan unos… unos mandan (lo que hay que hacer y leer), los otros obedecen (en aquello) No, ¡no ha cambiado nada! Pero la realidad sigue siendo compleja; entiendan: demasiado compleja para pretenderla ordenar, estructurar, racionalizar en ningún sistema, por cierto ya fracasado.

En este sentido, una filosofía a partir de la acción de las personas, propone entender (por  observador) las consecuencias a partir de las acciones (y los descubrimientos que nos propician otros) Hannah Arendt, se alinea y renuncia a ser llamada filosofa, ella no es filosofa. ¡No soy filoso —dice — filosofo es Kant! Arendt, se distancia del conejo blanco , no quiere relacionarse con un tipo concreto de filosofía “de pensamiento de las ideas ajeno a las experiencias” (o autoconsciencia) y el análisis de sus consecuencias, y por tanto, se aleja de un tipo de pensamiento (filosofía) que ella y otros entendemos que ha fracasado en los campos de exterminio de la Alemania Nazi: preciamente la misma filosofía que no supo reconocer adónde íbamos en aquel momento, ni donde nos llevaba ahora la razón (y que es lo mismo que afirmaba la escuela de Frankfurt: Hokenheim, Adorno en la Dialéctica de iluminismo). La filosofía (el pensamiento racional) no entendió entonces a donde se dirigía: hacia el nazismo ni el holocausto. Y lo peor de todo esto, es que hoy la filosofía no interpreta la realidad (no vive en le mundo real / ha sido apartada de este), por lo que no puede entender, y menos aun criticar —quizá no la ven (porque algo o alguien les dijo donde solo tenían que mirar (reconocimiento /recompensas: los compraron) y eso los incapacita para advertir (del pasado en el presente) la misma instrumentalización procedente de aquellos sistemas del pasado, y sus consecuencias en el presente.

De esto, precisamente, es de lo que podemos acusar (en mi caso yo así lo hago) a la filosofía de hoy, de seguir mirando a otro lugar, escribiendo de cosas absurdas; sin morder jamás la mano que le da de comer / no pueden criticar el sistema que los sustenta, alimenta y promueve dentro del mismo sistema, y que es la misma filosofía de ayer, por cierto (como bien nos recuerda H. Arednt). Luego esto hace que me pregunte, si son acaso legítimos los filósofos y académicos (no independientes) financiados y sufragados por el estado, para hablar (y refiero críticamente) de aquellos que: en un supuesto juicio contra el estado, no serían jamás aceptados, por pertenecer y estar a sueldo del acusado; pero que hacen hoy juicios sociales, e incluso nos dicen ahora de nuevo, como debemos aprender a volver a pensar. Pero no, ese nunca en mi caso: Toma mis ojos, las cosas que he visto en este mundo están llegando a su fin.― (Iron Maiden- Starblind).

Por estas mismas razones a Arendt ya no le interesaba ni platón, ni Kant, ni Hegel, esa misma filosofía que habla del mundo, pero que no entendió el mundo entonces, ni entiende ahora el mundo de los hombres, y de sus actos. Una filosofía perdida en el mundo de las ideas y en sus pensamientos metafísicos (encerrada en las aulas y que no sale a la calle) 2500 años de metafísica y todavía sigue la misma pregunta sin responderse, pero que además, no se entero de lo que estaba pasando, antes, ni de lo que pasa ahora, en la vida y en el mundo (en las calles: en los hogares, más allá de sus propios muros) así fuesen millones de muertos antes, o miles ahora, eso ya nos dice algo de la filosofía… “su reflexión es insistente, nula, cuando se propone y afronta un problema o cuestión real”.

A los filósofos, antaño, el estado los expulsaba, encarcelaba e incluso mandaba a la esclavitud, o los mataba por pensar libremente: por opinar en voz alta y criticar, se entiende. ¿Qué ha cambiado ahora que a un filósofo le paga el estado? Arendt, refundará, de alguna manera la filosofía, observado esto de sus obras principales y dirigidas a la acción, el conocimiento a partir de la acción (pero los filósofos de hoy solo hablan de ideas, además ni siquiera propias).olvidan cada día lo que se hace y acontece en el vivir (experiencia y consecuencia) el día a día, la vida y sufrimiento de las personas no les interesa / ni lo muestran. El problema es que para este tipo de nueva filosofía, si se habla de angustia hay que haberse angustiado, y de lo que se hable, haberlo experimentado, para que otros, de mostros y nuestras experiencias, puedan verse reflejados, y entiendan de nuestras propias acciones descubrimientos, en ellos las posibles consecuencias. (Escucharíamos entonces a aquel (filosofo) que regresase de la guerra / pero… ¿aprenderíamos de las consecuencias de la guerra?

Solo espero que el ejemplo de una nueva filosofía no venga de aquellos: de ellos, de los mismos, los mismos de antes, los mismos de siempre, siempre señalando al conejo blanco. “deja a los ancianos en su conferencia, entretanto…/… caminamos afuera de las ofertas de libertad por sus carceleros en su jaula.  ― (Iron Maiden- Starblind).

Pero he hablado de acción y experiencia, y no puedo quedarme en lo relativo, como aquellos que andan por la vida hablando siempre de algo que luego no definen, sencillamente, porque no pueden definirlo porque no existe: como la libertad.. Pero para ello tengo que ir más allá, más lejos, de la primera idea móvil que me hace pensar: en aquello concreto que veo o deseo todos los días; y buscar aquello inmóvil: primer motor o causa primera (que debería motivar mi ser), pero no va a ser sencillo encontrarlo: porque todos los días tengo una razón ( primera idea móvil), que me mueve → a “un lugar”→ y una razón que “siempre está ahí”, encubierta (en la propia voluntad usurpada, por el deseo y el deber) y que me mueve precipitándome a un destino impropio, sobre el propio conocimiento solapado, de aquello que inconscientemente todos los días me mueve, pero… que me mueve (ahora) a pensar ( Justo, en aquello que me mueve todos los días… sin pensar).

Moverse no es pensar; moverse sin pensar no es actuar: es dejarse llevar. Ponerse refiere no tanto actitud como lugar, es ponerse: moverse → y volverse conscientes (para alcanzar la perspectiva) de aquello que sucede sin que nos demos cuenta dejándonos llevar, “Toma mis ojos por lo que he visto, Te daré mi sitio a ti, eres libre de elegir la vida que quieras vivir o que quieras perder… cayendo en tu tumba sin cesar, engañado. ― (Iron Maiden- Starblind).

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