Los kurdos han habitado siempre estas montañas, son su refugio, y la tumba de quien los persiga; el ajetreo es constante en este terreno difícil, y peligroso, hasta para los caballos: donde, además de sortear las trampas del camino, hay que esquivar las rocas que pueden caer rodando de manera intermitente.
— en كوردستان Kurdistan.
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